Introducción a la asignatura 2018-2



 
Si (como afirma el griego en el Cratilo)
el nombre es arquetipo de la cosa
en las letras de 'rosa' está la rosa
y todo el Nilo en la palabra 'Nilo'.

Y, hecho de consonantes y vocales,
habrá un terrible Nombre, que la esencia
cifre de Dios y que la Omnipotencia
guarde en letras y sílabas cabales.

Jorge Luis Borges, El Golem

Del alquímico acto de combinar letras – símbolos que aprisionan el sonido en una aparente gestalt que activa su conexión lingüística – ordenado estratégicamente con la intención de, además de tener su atención por algunos minutos, conjurar una interpretación coherente de nuestra realidad, diré que es mas distante de la experiencia y más cercano a una proyección de la misma. Cito a Borges, como otros pueden citar a Cortázar o Paz, para que sirva de brújula que me permita alcanzar el curso que he trazado, siguiendo los patrones designados por el nombre diseño, arquetipo de un oficio que nació con la sociedad de consumo de aquellos primeros años de la revolución industrial,  integrado sigilosamente a todas las actividades cotidianas, entre ellas la comunicación. Como toda palabra, no esta exenta de ser aprisionada bajo el capricho de una pálida representación que irrumpe su continium, pocos sabrán como llego a ser usada. La frecuencia no esta bien sintonizada y presenta algo de ruido blanco en el fondo, interferencia que distorsiona su esencia, ocultándola en lo mas profundo del olvido.

Diseñar no solo es un acto que busca embellecer las cosas, sería un error asumirlo solo como algo estético, es también el como componer justamente las formas, las letras, los colores y los espacios para transmitir correctamente aquello que no es perceptible a simple vista; un mediador entre quienes producen y reciben mensajes en el día a día. Así las cosas, lo primero que cuestionare será ¿Como pensar la comunicación en relación con las representaciones que interpretamos y describimos a través de los medios que la transmiten? Es cuestión de develar la estructura subyacente, imperceptible a simple vista, del soporte que ha modificado la manera en que pensamos y percibimos nuestro entorno: el lenguaje. Si bien el desarrollo del lenguaje, al igual que la escritura, nos aleja de todo estimulo recibido mediante la sustitución. Esta sustitución se manifiesta en múltiples representaciones que ingresan en nuestro pensamiento, por obra y gracia de los dispositivos tecnológicos, dejando como consecuencia un acelerado proceso de la razón instrumental, provocando una marginación de la realidad concreta para introducir una realidad diseñada por las trampas del lenguaje y el repertorio dinámico de símbolos con los que opera.

Este encadenamiento de palabras ha construido un sendero en el que cada cual, según las circunstancias que lo motiven a seguir leyendo, genera una representación mental, una interpretación, en la que ciertos vocablos se funden con los que ya conocemos para reestructurar nuestra sinapsis, ya sea para mejorarla o empeorarla. Estas representaciones están por todas partes, son parte de nuestros ecosistemas urbanos, estamos expuestos a ellas de manera permanente, por mas que nos resistamos ellas nos seguirán invadiendo, colonizando nuestro imaginario con pálidas sustituciones de los estímulos que reciben nuestros sentidos, en especial la vista.  Todo entra por los ojos, el ojo es el órgano privilegiado, el input por excelencia; es él quien recibe toda esa avalancha de estímulos visuales que construyen nuestro imaginario, por ende  usar los modelos habituales de la comunicación (emisor-receptor-medio-mensaje-código) imposibilita incluir los procesos mentales – estudiados por la psicología y la neurociencia – y sociales (por la sociología) que ocurren en cada etapa. Cada uno de los componentes de estos modelos solo se definen erróneamente en la apariencia misma que le dan las silabas y consonantes que lo componen y no nos deja contemplar la cara oculta, las intenciones que se traen, con las que cada cual ejecuta el proceso de interpretación. Puede que el emisor sea una organización medica o un candidato político, al escucharlo y verlo solo nos llevamos una representación de este que puede ser almacenada en mi repertorio o simplemente la dejo pasar, si la hago parte de mi repertorio me someto a una especie de contagio que intoxica mis representaciones previas, alterando per se el almacenamiento a tal punto que re configura la estructura misma de pensamiento.

Lo mismo podemos decir del receptor, del mensaje y el código; cada uno tiene una intencionalidad que responde a la agenda del momento. Así las cosas la comunicación enfrenta una inminente crisis que desencadenara el derrumbe de la nueva torre de babel que hemos edificado. Nuestro modelo de pensamiento actual orientado a la inmediatez, esta expuesto a lo que Sperber ha denominado "epidemiología de las representaciones"(2006) un modelo basado en la metáfora biológica en la que los organismos están expuestos a las enfermedades, nuestra mente es susceptible de estar expuesta a las representaciones culturales, acuerdos simbólicos que engañan a nuestros sentidos para que asuman lo representado como real y lo real como algo inexistente. 

Otro aspecto de la comunicación se relaciona con los intercambios dados al momento de ser usado en contexto. Las redes sociales por ejemplo han modificado los dialectos y las estructuras de dialogo bajo la norma de la economía de lenguaje: síntesis, supresión, discontinuidad; que convierte a sus actuantes en seres de otro espacio-tiempo y padecer de una falta de comprensión que resulta en una ruptura misma del dialogo. Se asumen posiciones en las que cada facción cree tener la razón, creando una serie de tensiones que inciden notoriamente sobre las reglas del juego del lenguaje.