CUANDO LAS REPRESENTACIONES NOS ALCANCEN: APUNTES PARA UNA REFLEXIÓN SOBRE EL DISEÑO Y SU INCIDENCIA EN LAS REPRESENTACIONES



 
Si (como afirma el griego en el Cratilo)
el nombre es arquetipo de la cosa
en las letras de 'rosa' está la rosa
y todo el Nilo en la palabra 'Nilo'.

Y, hecho de consonantes y vocales,
habrá un terrible Nombre, que la esencia
cifre de Dios y que la Omnipotencia
guarde en letras y sílabas cabales.

Jorge Luis Borges, El Golem

Como resultado del alquímico acto de combinar letras – símbolos que aprisionan el sonido en una compleja gestalt que activa una conexión lingüística – que he ordenado estratégicamente con la intención de, además de tener su atención por algunos minutos, conjurar una interpretación coherente sobre la manera en que nuestra realidad es mas distante de la experiencia y más cercana a una representación de la misma. El epígrafe de Borges sirve de brújula para alcanzar el curso que ha sido trazado, siguiendo las líneas que obedecen los patrones de la estructura misma impuesta por una designación atada al nombre de diseño, arquetipo de un oficio que nació con la denominada sociedad de consumo de aquellos primeros años de la revolución industrial, que se ha integrado a todas las actividades cotidianas, entre ellas la comunicación. Como toda palabra, no esta exenta de ser definida, aprisionada bajo el capricho de una pálida representación que irrumpe su continium a tal punto que nunca se sabrá como llego a ser usada. La señal presenta algo de ruido de fondo, se guían mas por las representaciones de ella y no por su esencia, oculta en lo mas profundo del olvido.

El diseñar no solo es un acto que busca embellecer las cosas, sería un error asumirlo solo como algo estético, es también el como componer correctamente las formas, las letras, los colores y los espacios para transmitir correctamente aquello que no es perceptible a simple vista, un mediador entre quienes producen y reciben en el día a día, entonces, lo primero que cuestione fue ¿Como pensar la comunicación en relación con las representaciones que interpretamos y describimos a través de los medios que la transmiten? Todo apunta a una estructura subyacente, imperceptible a simple vista, el soporte que ha modificado la manera en que pensamos y percibimos nuestro entorno: el lenguaje. Si bien el desarrollo del lenguaje, al igual que la escritura, nos aleja de todo estimulo recibido mediante la sustitución. Esta sustitución se manifiesta en múltiples representaciones que ingresan en nuestro pensamiento, por obra y gracia de los dispositivos tecnológicos, dejando como consecuencia un acelerado proceso de la razón instrumental, provocando una marginación de la realidad concreta para introducir una realidad diseñada por las trampas del lenguaje y el repertorio dinámico de símbolos con los que opera.

Este encadenamiento de palabras ha construido un sendero en el que cada cual, según las circunstancias que lo motiven a seguir leyendo, genera una representación mental, una interpretación, en la que ciertos vocablos se funden con los que ya conocemos para reestructurar nuestra sinapsis, ya sea para mejorarla o empeorarla. Estas representaciones están por todas partes, son parte de nuestros ecosistemas urbanos, estamos expuestos a ellas de manera permanente, por mas que nos resistamos ellas nos seguirán invadiendo, colonizando nuestro imaginario con pálidas susticiones de los estímulos que reciben nuestros sentidos, en especial la vista.  Todo entra por los ojos, el ojo es el órgano privilegiado, el input por excelencia; es él quien recibe toda esa avalancha de estímulos visuales que construyen nuestro imaginario, por ende  usar los modelos habituales de la comunicación (emisor-receptor-medio-mensaje-código) imposibilita incluir los procesos mentales – estudiados por la psicología y la neurociencia – y sociales (por la sociología) que ocurren en cada etapa. Cada uno de los componentes de estos modelos solo se definen erróneamente en la apariencia misma que le dan las silabas y consonantes que lo componen y no nos deja contemplar la cara oculta, las intenciones que se traen, con las que cada cual ejecuta el proceso de interpretación. Puede que el emisor sea una organización medica o un candidato político, al escucharlo y verlo solo nos llevamos una representación de este que puede ser almacenada en mi repertorio o simplemente la dejo pasar, si la hago parte de mi repertorio me someto a una especie de contagio que intoxica mis representaciones previas, alterando per se el almacenamiento a tal punto que re configura la estructura misma de pensamiento.

Lo mismo podemos decir del receptor, del mensaje y el código; cada uno tiene una intencionalidad que responde a la agenda del momento. Así las cosas la comunicación enfrenta una inminente crisis que desencadenara el derrumbe de la nueva torre de babel que hemos edificado. Nuestro modelo de pensamiento actual orientado a la inmediatez, esta expuesto a lo que Sperber ha denominado "epidemiología de las representaciones"(2006) un modelo basado en la metáfora biológica en la que los organismos están expuestos a las enfermedades, nuestra mente es susceptible de estar expuesta a las representaciones culturales, acuerdos simbólicos que engañan a nuestros sentidos para que asuman lo representado como real y lo real como algo inexistente. 

Otro aspecto de la comunicación se relaciona con los intercambios dados al momento de ser usado en contexto. Las redes sociales por ejemplo han modificado los dialectos y las estructuras de dialogo bajo la norma de la economía de lenguaje: síntesis, supresión, discontinuidad; que convierte a sus actuantes en seres de otro espacio-tiempo y padecer de una falta de comprensión que resulta en una ruptura misma del dialogo. Se asumen posiciones en las que cada facción cree tener la razón, creando una serie de tensiones que inciden notoriamente sobre las reglas del juego del lenguaje. 

Situados en este contexto la información se ha convertido en un objeto preciado, manipulado, alterado e intervenido por las formas y medios que usamos en nuestras practicas comunicativas. Todo el ecosistema que va desde las fuentes de consulta a su aplicación en la toma de decisiones, se ha visto afectado por las representaciones mentales y sociales que fluctúan entre lo que se interpreta y lo que se describe de las cosas. Ya lo decía Orwell "en una época de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario", aquí podemos aplicar lo visto hasta el momento en el simple hecho de como cada quien tiene una definición de verdad que ha sido cultivada por diversas manifestaciones socioculturales. 

La información que antiguamente era construida por un único emisor, ahora cuenta con toda una red de colaboradores que no suelen estar al mismo nivel, tanto el erudito como el empírico pueden acceder a las plataformas para insertar, editar, re configurar los saberes colgados en cada portal en línea. Incluso tanta facilidad de acceso hace que la consulta de datos se vea como un ritual ancestral de una secta pagana que confiaba en el poder de la palabra escrita, un mito.

Hablando de mitos, muchas veces preferimos eso a la verdad. Quiero ilustrarlo con un sencillo ejemplo. Todos usamos alguna vez el cajero automático, ya sea para retirar dinero o consultar el saldo para saber cuanto te queda para fin de mes. Según quien lo use se pueden evidenciar dos posturas: el devoto creyente de los mitos y el escéptico racionalista. Para los primeros el cajero semeja a una deidad moderna, un catalizador que convierte números en papel moneda, ejecutado por una especie de duende que trabaja sin parar de 6am a 10pm, un hermoso mito. Para los segundos es solo una máquina, un conjunto de partes (pantalla, interfaz, cables, disco duro) que ha sido abastecido por un transporte de valores y una vez se hace la transacción este emite por la ranura el dinero solicitado, una verdad verificada objetivamente. Así las cosas al momento de emitir o recibir información nos vemos interpelados por el grado de especulación o de objetividad que tenga acorde al contexto y la intención de uso.  Para mi la primera vez que vi un cajero alimente la idea del duende que contaba ágilmente los billetes según la cantidad expresada por el teclado. Con el tiempo supe la verdad en una enciclopedia y me resisto a ella, prefiero el mito, me parece una manera de verlo que me parece mas sugestiva; sin embargo la realidad es otra: es una máquina, no hay ningún ser vivo adentro,  situación similar al famoso ajedrecista que resulto siendo una marioneta operada por un enano, ese si fue verídico. Si les preguntara con cual versión se quedan, algunos dirán que es mas divertido el mito, otros dirán que la versión objetiva. En este escenario plagado de mitos y verdades, de especulación y objetividad, el diseño de información enfrenta su mayor desafío: disipar la niebla y ajustar las lentes para ver todo con claridad, sin interferencias.