En 1964 el diseñador inglés Ken Garland[1] redacta First Things First, un manifiesto que
convocó a artistas y diseñadores para reorientar las prioridades del diseño.
Años después Dieter Rams[2]
expone “Los 10 principios del buen
diseño”, al igual que Milton Glaser[3]
publica “Lo que he aprendido del diseño”.
El denominador común de estas propuestas es que son visiones y reflexiones que
responden a determinados contextos de producción en los que el diseño ha tenido
un rol relevante en el desarrollo económico de los mismos. Tomando en cuenta
estos antecedentes, y el rumbo que esta tomando el diseño en Colombia – tanto
el campo académico como el campo laboral – es pertinente hacer una reflexión
sobre el diseño, los diseñadores y lo diseñado; en especial frente a las
condiciones de producción, las tensiones culturales y los cambios de paradigma vistos
en la primera década del siglo XXI.
Comencemos por señalar que el diseño esta en todo. El
mundo actual esta rodeado de intencionalidad, no da puntada sin dedal. Lo que
comes, lo que ves y lo que usas tiene intenciones; te quieren despojar de ti
mismo y convertirte en alguien más. Así las cosas el diseño no es transparente,
no se puede pensar en originalidad cuando seguimos reproduciendo las agendas
culturales y gráficas de otros. Abogamos por generar identidad y buen diseño,
pero siguiendo patrones y tendencias foráneos. ¿a qué llamamos identidad?¿qué
significa el buen diseño colombiano? ¿seguir reproduciendo diseños
precolombinos nos hace mejores? Interrogantes que ayudan a promover un nuevo
escenario de reflexión, al igual que algunos no estarán de acuerdo con lo que
aquí se plantea, pero, siempre es bueno sacudir un poco las cosas.
He aquí los preceptos de este manifiesto, libre de
toda institucionalidad y en nombre propio de aquellos productores gráficos que
se resisten a seguir esas agendas culturales:
1. El diseño es un dialogo en el que convergen
la forma y la escritura: existe una conversación que no siempre se da en
buenos términos entre la forma y el texto, si bien el binomio grafico formulado
por Joan Costa entre la imagen y el texto se convirtieron en los pilares del
diseño, no todos lxs diseñadorxs son conscientes de ello y rompen con
frecuencia este dialogo solo por seguir otras ideas.
2. El diseñador domestica las formas no las
formas a él: Si hablamos de un ejercicio de poder propio del diseñador es
el de crear formas con un propósito definido. Los no iniciados en las artes
graficas toman prestado aquello que creen que podría funcionar pero olvidan lo
que significa el acto de comunicar y el diseñador ante todo es un comunicador,
un mediador entre el dialogo establecido entre los productos y sus usuarios.
3. Las herramientas no tienen conciencia de
si, obedecen nuestra voluntad: Lastimosamente el acceso a las tecnologías
digitales, los portales de descarga, las plantillas y otros recursos han
despojado al diseñador moderno de la intuición, las ganas de experimentar y de
volcar sus intenciones en el papel. Parece como si las herramientas en ves de
facilitar doblegaran la voluntad del diseñador, despojándolo de su discurso e
inoculando otras voluntades y agendas en su ser.
4. El diseño debe ser comprensible: Por lo
general lxs diseñadorxs son propensos a complejizar aquello que debe parecer
sencillo en aras de sudar tinta, cuando lo que hacen es lo puesto: entorpecer
la comunicación. Es como si aquel menos
es mas no tuviera sentido en esta era regida por la mirada, tergiversando aquel
mantra en algo así como la saturación lo
es todo, abigarrar es el nuevo menos. Siempre es bueno antes de disponer
sobre el formato preguntarse ¿qué es lo que quiero comunicar? Si tenemos clara
la respuesta es posible que tengamos claro la intención del diseño.
5. Cada forma, carácter, color y ubicación
responde a una intención concreta: es importante recalcar en que si todo
tiene intencionalidad, lxs diseñadorxs deben tener presente que las
tipografías, la gestalt, los pantone y las retículas deben ajustarse a lo que
requiere el mensaje. No es el cliente o la institución, es el mensaje quien
requiere ser proyectado en el imaginario de los usuarixs, por ende no es
pertinente dejar todo al azar.
6. El diseño responde al ecosistema que habita:
Sea una institución, una fábrica, un colegio o una estación de buses; cada uno
de estos ecosistemas tiene necesidades especificas que deben tomarse en cuenta.
La lectura critica de dichos contextos permite a lxs diseñadorxs encontrar la
mejor respuesta que guíe los criterios de diseño.
7. La función restringe la forma: Form follows Function, Louis Sullivan
acuño esta frase en el florecimiento arquitectónico de Chicago que dio pie al
llamado diseño funcionalista de la primera década del siglo XX. Con el paso del
tiempo este mantra, que ha guiado el diseño hasta nuestros días, debe ser
reevaluado a la luz de las necesidades actuales, pues muchas veces las formas
solo siguen el deseo de impactar pero no siempre comunicar.
[1] Diseñador
gráfico britanico, fotógrafo, escritor y educador . Él ha hecho una
contribución significativa al desarrollo del diseño gráfico desde mediados del
siglo XX y formó el estudio de diseño Ken Garland & Associates en 1962
(hasta 2009 ) en Camden, Londres, donde continúa trabajando y viviendo.
[2] (20 de mayo de 1932, Wiesbaden Alemania - ) es un diseñador
industrial alemán,
cercanamente asociado a la compañía de productos de consumo Braun.
Rams fue una figura clave en
el renacimiento del diseño Funcionalista alemán (la Gute Form)
de finales de la década de 1950s y 1960s.
Cuando se convierte finalmente en el jefe del equipo de diseño de Braun, Rams
influyó enormemente en la dirección estilística de la marca, llevándola a unRacionalismo que pronto caracterizaría
los productos y la identidad de la compañía.
[3]
Nueva York, 1929, Ilustrador y diseñador muy prolífico conocido sobre todo por sus diseños para
discos y libros.
Glaser estudio en la conocida Cooper Union entre 1948 y 1951 para continuar su formación en la
Academia de Bellas Artes de Bolonia con el pintor Giorgio Morandi. Fundó con Seymour Chwastel Push Pin Studio para, en 1974, crear su propia compañía.
Ha creado más de 300 carteles entre los
que se cuenta el famoso de Bob Dylan, un símbolo de los
años sesenta. Glaser se ha dedicado al diseño editorial y a la identidad
corporativa. En el primer campo ha trabajo para publicaciones como Paris Macht, L´Express, Esquire o Village Voice y La Vanguardia (1987-1989) para realizar un cambio en esta
publicación coincidiendo con su paso al color.
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