Todo acto de la cotidianidad esta marcado por una serie de acciones que terminan siendo hábitos, los almacenamos y los reproducimos sin ser concientes del porque o el para que, creando una especie de mimesis que ha naturalizado estos hábitos de forma mecánica que se distancian frente a nuevas experiencias. Al referenciar estas acciones y hacer un inventario de ellas se puede dar cuenta de lo mucho que aprendemos y desaprendemos a diario.
Desde el momento en que el despertador se activa hasta cepillarse los dientes a la hora de acostarse, cada momento del día esta siendo intervenido por secuencias de pasos, que nos han programado, capacitado, para realizar ciertos procesos de forma eficiente y práctica. Es en este punto donde el (des)orientador toma partido y saca provecho de su experiencia y sentido común. El manual de instrucciones involucra tantos aspectos, desde la complejidad misma del procedimiento, que permiten llevar el diseño de información a un nivel cercano a lo empírico, un nivel en el que se crea una relación sinérgica para potenciar la usabilidad y valoración por parte del usuario.
Resumiendo la instrucción es habito, y el habito es una secuencia previamente programada, almacenada y reproducida de forma mecánica, dejando a un lado lo simbólico frente a la racionalidad de un mundo tecnológicamente vertiginoso.
He aqui algunos referentes:
Con pollo pero sin pollo
El bebe, manual de uso
Ikea ciencia ficción
Y los videos:
Beauty Kit from pleix on Vimeo.
Por que esperar a la madre naturaleza!El dispositivo que marco una ruptura en la forma de entretenimiento.
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