Fotograma de Arrival (Denis Villeneuve, 2016) |
Parafraseando al historiador iraní Yuval Noah Harari, si
existe una capacidad que nos diferencia radicalmente de los demás mamíferos, esa
es la de transmitir información sobre aquello que no existe en absoluto, factor
que ayudo a cimentar un orden social mediante creencias en fantasmas y
espíritus, reuniéndose cada luna llena para ofrecer una danza alrededor del
fuego sagrado en su honor y ofrecer sacrificios de sangre para su beneplácito. El
ser humano desarrolló sistemas de creencias englobadas en cosmogonías, que les
brindaban cierto grado de seguridad, lo que dió lugar a una inmensa variedad de
realidades imaginadas, con una diversidad de patrones de comportamiento que
resultaron en lo que denominamos cultura. Al transmitir dicha información desde
el nacimiento de un nuevo sapiens, se le recuerda constantemente los principios
de ese orden imaginado, incorporado a todas y cada una de las cosas, costumbres
y rituales. Conferíamos poder al habla, nuestro cerebro era un prodigioso
dispositivo de registro que se activaba en el momento en que se debía
transferir el mando, luego de pasar el ritual de paso, pero el crecimiento de
los asentamientos humanos y sus necesidades requerían el desarrollo de nuevas
herramientas que ayudaran a su administración, pues el cerebro estaba adaptado
a almacenar estrictamente tipos concretos de información.
En Sumeria se desarrollo un innovador método de registro,
basado en un sistema de escritura que llamaron cuneiforme, configurado por
triángulos y líneas, que se limitaba a registrar principalmente hechos y
cifras, similar a las bases de datos en Excel, que les permitían optimizar sus
recursos. Dispuestas en tablillas de arcilla y almacenadas en inmensas bodegas,
estos libros contables semejaban a lo que hoy se almacena en una carpeta del
computador. Así fue como la escritura nació siendo un apoyo para la conciencia
humana, pero, a medida que pasó el tiempo, se convirtió en su dueño. Así las
cosas el lenguaje escrito pudo sucederse como un medio modesto para representar
la realidad, pero paulatinamente se convirtió en un medio poderoso para
remodelarla. El fuego sagrado y los dioses, cuyos mitos habitan nuestra
conciencia, dieron paso al sueño de la razón y la nueva fe en los datos estadísticos,
instaurando así el dataísmo. Si bien la imprenta represento un enorme impacto
en el desarrollo cultural, esto en razón a su prodigiosa capacidad de
reproducir y difundir información a diversos lugares propicio la revolución
humanista, no es menos desdeñable que con el auge de Internet y los
computadores la nueva fe en los datos encontrara cada vez mas creyentes. Los
nuevos mitos e historias modernas exigen que sus registros no sean únicamente
objetivos y funcionales, requieren mostrar un aura que les ayude a inocularse
en el pensamiento colectivo.
Tomando en cuenta los cambios sobre el orden imaginado, al
igual que los modernos hábitos informativos, atestiguamos un cambio de
paradigma en el que pasamos del “sobre que pensar” a lo “incidental”. Los datos
parecen carecer de contexto y jerarquía. Sus formas de distribución ya no se
limitan exclusivamente al impreso o al audiovisual, también han colonizado los
dispositivos móviles. Los dispositivos móviles adquieren hoy el estatus de
tótems, símbolos de protección ritual, un fetiche rodeado por interfaces,
sistemas visuales y lenguajes icónico-textuales que nos permiten estar
conectados permanentemente con el orbe. Esta condición del desarrollo
tecno-lógico hace que el consumo de contenidos informativos se desarrolle sobre
nuevas lógicas de producción y consumo que no siempre tienen sentido. Además
estas tecno-logias, cíclicamente, se renuevan para brindarnos experiencias de
interacción cada vez mas innovadoras y amigables, hablan en un dialecto corto,
rápido, que moldea nuestro mundo, así las cosas ¿Cuál es el rol del diseño de
información en el obsolescente mundo actual? ¿qué tanto se tiene en cuenta la
necesidad real del usuario frente a la información brindada?
El diseño de orientación gráfica, producto de la coyuntura
entre información, diseño y comunicación, esta focalizado en ir más allá de
brindar herramientas y nuevos saberes, invitando a repensar el impacto del
diseño sobre el saber académico y la experiencia, confrontando la teoría y lo
práctica, lo imaginario y lo real; logrando de esta forma potencializar el rol
del diseñador como un agente que moviliza recursos para generar un cambio en el
pensamiento de quien recibe la información misma. La información puede producir
efectos en el usuario. La orientación representa la articulación de la
expresión y la funcionalidad, construyendo así un puente, una mediación, entre
el emisor y su mensaje para que sea mas comprensible y accesible. El objeto
primordial de esta asignatura es el de formular y desarrollar proyectos de
diseño de información principalmente señaleticos e infográficos, que permitan
el desarrollo de la capacidad para gestionar información en diversos niveles:
desde el levantamiento, análisis, síntesis, selección, clasificación,
jerarquización y presentación de datos. Esto nos conduce a implementar una
agenda metodológica que nos admita establecer las necesidades de orientación de
los usuarios a partir de observaciones prácticas. Igualmente a categorizar,
jerarquizar y relacionar diversos textos, colores, formatos, imágenes, signos y
pictogramas con propósitos orientadores e informativos, al igual poder
argumentar con autonomía, consistencia y coherencia la pertinencia de las
propuestas desarrolladas. Parafraseando a David McCandless: el diseño de
información es el nuevo suelo. ¿nuestra lengua es tan fértil para poderlo
cultivar?
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