Imaginemos
un tablero en blanco. En él se registra, gracias a un patrón ordenado de
movimientos de la mano, una secuencia prescrita de letras: información. Ahora bien, tanto el tablero como las letras operan en
un modelo lineal de pensamiento, una manera convencional de ver las cosas que
nos enlaza al pensamiento moderno, en el que todo estaba confinado a una caja.
Nos preguntamos durante mucho tiempo ¿qué es información? Haciendo un esfuerzo
por encajarla en ese espacio-tiempo ausente de relatividad. Si tomamos la
palabra escrita y la extrapolamos de ese tablero para situarla en un no-espacio
relativo, es muy probable que surjan otros caracteres, con diversas morfologías
tipográficas, que complejizen su significado, incorporando también nuevas
voces, en apariencia legitimas, a
tal grado que nos preguntemos entonces: ¿cuál es la versión autentica?
Así las cosas la información esta inmersa en juegos del habla y del lenguaje
que han difuminado sus lineamientos modernos y postmodernos, estableciendo un
escenario que obliga a reconsiderar esos anacrónicos modelos de comprensión a
favor de una mirada mas amplia.
La
información esta asociada con diversos intereses, por ejemplo en el
renacimiento el conocimiento sobre la perspectiva nos lanzo a la modernidad. En
el siglo XX la coyuntura tecno-lógica dada por el impacto de los computadores y
la cibernética nos llevaron a pensar en una nueva condición que superaba la
perspectiva: la postmodernidad. En
el seno de esta coyuntura emerge la noción de ciberespacio, y con ella todo un
ambiente integrado por nuevas especies y prácticas que condicionan la relación
entre el conocimiento y el saber: el conocimiento debe ser inmediato y
aplicable. Esto hace que la información se convierta en una moneda que opera en
esa relación saber-conocimiento.
Ya no estamos en una caja, lo que reconsidera la relación entre
afuera-adentro, estamos en un tejido que crece en varias direcciones cuyos
limites se hacen distantes conforme mas lo socavamos. Hasta este punto hemos dado un relato
cargado de metáforas, nodos que intentan articular todo un repertorio de
dicotomías para detectar formas de
legitimar su narratorio.
Si la
información ha cambiado sus formas de distribución también lo han hecho. En una
cultura de la convergencia, la información se ha incorporado a diversas tecnologías
de distribución que cíclicamente se renuevan para brindarnos experiencias de interacción
cada vez mas innovadoras, la cuestión es que los ciclos son mas cortos, su
velocidad se hace mas intensa y nuestros mecanismos de adaptación y exaptacion
no se mueven a la misma intensidad. Esto hace que nos sintamos cómodos con
ciertos avances y rechacemos la permanente actualización; un ejemplo claro de
ello es el desarrollo de software. Adquirimos una suite y la instalamos en el
computador, una vez funciona se anuncia una nuevo reajuste en el termino de un
día de uso. En otra instantánea un joven adquiere el último smartphone, es el
centro de atención, esta a la vanguardia, pero la compañía rival anuncia un
nuevo smartphone superior, al considerar la relación costo-beneficio el joven
puede tomar el camino de agotarlo o cambiarlo, es la obsolescencia programada
en acción. En un escenario permeado por lo efímero nos obliga a reflexionar el
rol de la producción y consumo de la información, su intencionalidad y su forma
de transmisión, afectando su tratamiento, su diseño.
El diseño
de información ha ganado relevancia en el entorno de los medios de comunicación
y en la malla curricular de los programas académicos de diseño. Sin
embargo, esto no representa una comprensión directamente proporcional del
mismo. Definido como un conjunto de herramientas analíticas y estéticas que
permiten procesar la información para ser usada con eficiencia y eficacia, el
diseño de información se ha posicionado altamente en nuestro actual entorno transmedia, precisamente por que, como
lo señala el profesor Robert Horn, establece conexiones entre la información y
el pensamiento humano holisticamente. Esto permite, como complementa Horn,
crear documentos comprensibles, sistemas de interacción idóneos y espacios
informativos altamente navegables. Por otro lado Brenda Dervin, profesora
de comunicación en la universidad de Ohio, señala que el diseño de información
se debe analizar en términos de la comunicación.
Dervin
sostiene que “en un pasado la información se consideraba simplemente como la
descripción de una realidad ordenada, En el siglo XIX, el orden de la
información y de la realidad y de la información sobre ésta, fue desafiado por
las diferencias culturales, personales y espacio-temporales. En el siglo XX, la
información se presentaba como un instrumento de poder por su papel en la toma
decisiones.” (Dervin, 1999). Esta tensión entre la información y la
comunicación ha sido ampliamente debatida en las escuelas y tradiciones del
campo de la comunicación y los medios. Patrick Charaudeu, en su libro El discurso de la información, la
construcción del espejo social (2003) exprese en su introducción que
“La información es esencialmente una cuestión de lenguaje, y el lenguaje no es
transparente (...) (Charaudeu, 2003).
El diseño
de orientación gráfica, producto de esta vínculo entre información y
comunicación, esta focalizado, más allá de brindar herramientas y nuevos
saberes, a repensar el rol del diseño sobre la producción del saber y el
conocimiento, confrontando la teoría y la práctica, lo imaginario y lo real;
logrando de esta forma potencializar el rol del diseñador como un agente que
moviliza recursos para generar un cambio en el pensamiento de quien recibe la
información misma. Es también importante tener presente que trazamos un
recorrido en el que, precisamente, la información puede producir efectos en el
usuario; es indispensable recordar que el diseño emerge con la
Galaxia Gutenberg (concepto introducido por Marshall Mcluhan) cuando el espacio
acústico adquiere una mofologia en el espacio visual con la tipografía y los íconos,
tan relevantes en la cultura de la imagen. La orientación representa la
articulación de la expresión y la funcionalidad, construyendo así un puente,
una mediación, entre el emisor y su mensaje para que sea mas comprensible y
accesible. Parafraseando a David McCandless: el diseño de información es
el nuevo suelo.